31.3.11

Elegía, de Mary Jo Bang

Hace una semana presentábamos en Barcelona el libro Elegía (Bartleby Editores, 2010), de Mary Jo Bang (Waynesville, Missouri, 1946). Su primer libro, por cierto, traducido al castellano. Eduardo Moga, y esto ya es costumbre, hizo un análisis minucioso, inteligente, de los poemas de la autora norteamericana. Hay otras reseñas que le hacen justicia, como la de José Ángel Cilleruelo en El ciervo.
El libro parte de la muerte de su hijo. Sorprende que pudiera escribirlo poco tiempo después. Si no me equivoco, sólo le separan dos o tres años. Al leerlo, me vino a la memoria aquella frase de Bécquer: cuando siento, no escribo. Sabemos a lo que se refiere. Por eso, es admirable que un libro así no caiga en la trampa. Quiero decir, a veces ciertos autores emplean el poema como un mero desahogo, como una verborrea interminable cuyo único objetivo es expulsar a los fantasmas. Me parece legítimo, por supuesto, pero la literatura se resiente. Aquí, en cambio, no le pasa factura. Emoción y lenguaje forman una conjunción perfecta. Es un libro extremadamente intenso. Ciertos poemas te dejan abatido. Creo que una de las razones por las que funciona es su distanciamiento, el empleo de esa tercera persona femenina que le sirve a la autora como voz poética. Recuerdo haber leído que esa fue una actitud que tomó el mismo José Antonio Gabriel y Galán cuando comenzó con las operaciones: separse del cuerpo y observarlo casi como un objeto ajeno. Mary Jo habla de alguien parecido a ella, aunque sepamos de la identificación absoluta entre una y otra. El resultado es un libro de lectura necesaria. Especialmente, y esto no es más que una osadía, para aquellos que comienzan a escribir poesía: por ser un ejemplo de equilibrio.
Vendrán más.

21.3.11

Propuestas varias

La revista Castilla. Revista de literatura, ligada a la Universidad de Valladolid, acaba de sacar nuevo número. En él publico una reseña sobre el último libro de Rafael Fombellida, Isla Decepción. Creo que ya dejé dicho que este diario del poeta cántabro fue uno de los mejores libros que leí el año pasado. De aquellos que continúan cerca después de su lectura. De los que no se abandonan y se releen de tanto en tanto. Lo que, a falta de mejor sintagma, considero una fuente de inspiración.
Sigo con un par de propuestas. Hoy lunes, sin ir más lejos. Vuelve La Cigale con dos autores: Albert Lladó y Antonio Jiménez Paz. El primero prácticamente es vecino. El segundo se ha recorrido unos cuantos kilómetros. Tantos como los que separan La Palma y Barcelona.
Por último, presentamos, el próximo jueves en la librería Laie, el último libro de la poeta norteamericana Mary Jo Bang. Se titula Elegía y lo publica Bartleby Editores. Es un poemario demoledor, escrito a partir de la muerte de su hijo. De esos libros que te sacuden. Salvando las distancias, su lectura me recuerda a la primera vez que leí Mortal y rosa, de Umbral. Salvando las distancias, repito.

13.3.11

La mesa puesta, de Manuel Abacá

Hace unos días escribí una reseña sobre La mesa puesta, el primer libro de relatos de Manuel Abacá (Madrid, 1970). Ahora sale en la revista digital Literaturas.com. Como dejé dicho por allí, el libro me gustó, por varios motivos. Sin duda, un buen ejemplo es el cuento que cierra el libro, "Prefijos". Ahí encuentro lo que puede ser una estupenda carta de presentación de este autor.

7.3.11

La verdad de las mentiras

- Creo que el tema principal de mi obra es la tensión entre realidad y ficción- dijo H.- Lo malo es que no he escrito una sola línea en mi vida.