Sobre Jaime Gil de Biedma
El documental que Inés García-Albi acaba de rodar sobre su tío, Jaime Gil de Biedma, es un testimonio único para conocer al poeta. Más, claro, cuando la película de Moleón puede despistar bastante. Vaya por delante mi admiración por el trabajo de Mollà, que es un gran actor. Pero hay quien piensa, y creo que con bastante acierto, que el largometraje se centra en el personaje, mientras que el trabajo de Inés se interesa por la persona. Pondré un ejemplo: la misma Inés me enseñó, una vez, varias fotos de Jaime Gil. En todas ellas aparece riendo. Nada que ver, aparentemente, con aquel personaje atormentado.
Al margen de comparaciones, el documental, que puede verse en la página de RTVE (de momento, hasta que aparezca en el canal Cultura), es un recorrido extremadamente cercano, evocador, sugerente. Un diálogo entre lo que fue y continúa siendo. Esa fue, básicamente, mi aportación a Jaime Gil de Biedma. Retrato de un poeta. Como dije allí, Gil de Biedma fue el único escritor de los cincuenta que me enseñó a leer y a escribir. Entre los primeros, Ángel González o Goytisolo. En los segundos, César Simón o Gamoneda. Jaime Gil fue el único que estuvo en los dos procesos. Por ese motivo, sigo sintiendo una cercanía especial hacia su obra. Porque sigue aquí.