“seis cosas sin importancia que nos hagan felices en nuestro día a día”, eso es lo que me propone el poeta
José Manuel Díez, a modo de meme, y que delimitarán las seis caras del cubo. Escribo, pues, mis seis lados, esperando que el lector los juzgue al margen de su importancia, porque he descubierto que la importancia o no de una cosa depende exclusivamente del tiempo, de su capacidad para que vuelvan a nosotros muchos años después. A saber: el olor a tierra mojada, cuando se avecina un cielo gris y nos propone una tarde en casa o una charla en un café; la palabra que leo en un libro y que coincide con la canción que estoy escuchando al leerlo; los balcones y las ventanas de una ciudad de cristal; el paseo solitario mientras acompaño a todos los ausentes/presentes; las historias que escuché, sin autor (o con autores improvisados), que me contaron en la infancia; el viaje nocturno por países diurnos.
Propongo ahora otros seis nombres:
David Vegue,
Óscar Borona,
Antonio Alonso,
Juan Salido,
March Bullich y
Josep Duran.