Javier Egea y la Isleta del Moro

Antonio García (Sr. Curri para los amigos) publicó hace unos días un pequeño artículo, en la revista El coloquio de los perros, sobre el poeta granadino Javier Egea y La Isleta del Moro. Al ver las fotos y al leerlo es inevitable sentirse allí, en el Cabo de Gata. Como Javier Egea, como Valente, como la primera vez que fui allí, con mi tío Javi, durante unos días estivales estupendos. Allí descubrí varias cosas. Entre ellas la nada sorprendente certeza de que todas las novelas que leía no tenían que gustarme. Que la literatura formaba parte de una verdad a medias. Y que el lector debía alzar los ojos de vez en cuando para no perder la vista.

Adam Zagajewski

Canción del emigrado

En cuidades ajenas venimos al mundo
y las llamamos patria, mas breve es
el tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres.
Caminamos de esta a oeste, ante nosotros rueda
el gran aro del sol
ardiente, a través del cual, como en el circo,
salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañas
contemplamos las obras de viejos maestros
y, sin asombro, en añejos cuadros vemos
nuestros propios rostros. Habíamos existido
antes, e incluso conocíamos el sufrimiento,
nos faltaban tan sólo las palabras. En la iglesia
ortodoxa de París los últimos rusos blancos,
encanecidos, rezan a Dios, varios lustros
más joven que ellos y, como ellos,
impotente. En ciudades ajenas
permaneceremos, como los árboles, como las piedras.

¡Insolidarios!

Es indignante. Lo que ocurre en esta ciudad es una tomadura de pelo. Desde hoy, trenes cortados y líneas paralizadas. "Bombardear Barcelona cada cincuenta años". Añado: con un poco de suerte. A este paso, no hablarán de años, sino de meses. Ahora, el problema no sólo viene de los jimenezlosantos ni de las curryvalenzuelas, que también, sino de aquellos que se han presentado como amigos aquí y te machacan cuando salen.

Suerte que dejé de trabajar en Cornellà. Si no, a levantarse cuatro horas antes para entrar en el instituto. Como ocurre en La Habana. Sólo que presumimos de democracia. Claro, claro.

Tres veces luz

Acaba de salir una reseña que escribí sobre el último libro del poeta extremeño Julio César Galán. El texto aparece en la interesante página Encuentros de Lecturas y Lectores. Santos Domínguez, asiduo en la revista, recoge en su blog el último párrafo de la reseña.

Vieira da Silva

Este es el problema de los hombres: se creen árboles que dan fruto, cuando en realidad son hojas que buscan su árbol.

Edu Hernández y David Vegue

del libro Telones de luna y linternas mágicas

Camaleones

El nuevo obispo de Pekín jura lealtad al régimen comunista chino. Así estrecharán lazos con la Santa Sede, y viceversa. Mientras tanto, en España montan la que montan contra la asignatura Eduación a la Ciudadanía. La Iglesia, genio y figura.