27.11.06

Restaños

Ayer salí de casa y volví a ella con un año menos. Al estilo de La flecha del tiempo de Amis, o de aquel cuento titulado La sombra dorada. La culpable, cómo no, fue Bea, que juntó a los amigos en una de esas terrazas interiores tan espléndidas del barrio del Eixample (gràcies, Júlia). Celebrábamos un nuevo 9 de agosto, día en que nací. Claro, fecha estival en donde es casi imposible juntar a nadie para celebrar un cumpleaños, salvo a mis padres y a mi hermano, que también estuvieron en este 26 de noviembre. Ayer lo tuve, ya digo, y hacía una noche veraniega perfecta (en este caso, no me importó que persistiera el calor). Verlos a todos me produjo una gran satisfacción. Y me enseñó, de paso, que siempre estamos a tiempo de "sufrir" ciertas sorpresas, porque los buenos años no suman, restan.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

!!Felicidades de nuevo!!

11:41 a. m.  

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