31.10.08

Lo que hay (y no)

A la salida del instituto dos alumnas me informan que al día siguiente no asistirían a clase. Se van de excursión a Narbonne. Les elogio la ciudad durante un buen rato. Es uno de mis lugares favoritos del sur de Francia. Les hablo de los canales y sus deliciosos puentes, de su zona peatonal, de sus calles estrechas, de sus pastelerías y de por qué me encanta ir allí antes que a otras ciudades de la zona, como Carcassonne. Sí, ya, me dicen, ¿pero hay algún McDonald´s? Me resigno y les respondo afirmativamente.
Cruzo la calle y sorprendo a otra alumna de ese mismo curso hablando en japonés por teléfono. Le pregunto. Me comenta que lleva un par de años estudiándolo, haciendo cursos intensivos. Caminamos un par de manzanas hablando de Tokio, de Banana Yoshimoto y, sobre todo, de Haruki Murakami. Coincidimos en gustos.
Antes de llegar a mi casa, un amigo con el que no hablaba desde hacía unos años me pregunta por el trabajo y se interesa por el estado de la educación. En fin, le digo, hay de todo.

12 comentarios:

Blogger J. Manuel Chico ha dicho...

El gran contraste entre la realidad y nuestra mirada "ideal" de las cosas. Pienso que tienen bastante que ver. La primera depende y está en función de la segunda. Tienen un contacto muy estrecho entre sí.

Claro, que después escuchas lo del Macdonall´s...

12:36 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Es triste, pero a veces veo que los jovenes estamos dejando de comprender la esencia de viajar y consideramos esos viajes como una mera oportunidad para perder clase

10:57 a. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

La realidad y el deseo, esa es para mí la balanza. Tienen, como dices, que nivelarse lo más posible, en cualquier faceta de nuestro día a día.
Y lo de la comida basura... Lo peor (no sé si tú lo recuerdas, Jose)es que ocupa un lugar privilegiado en la ciudad, en un edificio precioso con vistas al río. Qué desperdicio.

11:44 a. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Eso, anónimo, forma parte del juego también. No hay que desesperar, ni sentirse culpable. Lo importante es averiguar qué quedará de esos viajes dentro de un tiempo. Cuál será el lugar que le asignemos en nuestra memoria. A lo mejor, pierdes clase, pero, a su vez, ganas un recuerdo imborrable. Quién sabe.

11:47 a. m.  
Blogger UnaExcusa ha dicho...

Bueno, también es labor de los profesores educarles el gusto gastronómico, explicarles cuál es la política de McDonald's y de Starbucks, enseñarles a comer y consumir responsablemente...

Y hablarle a un japonés de Shikibu y sus otros clásicos... (Será que yo soy más de la tríada, Álex, qué se le va a hacer).

1:00 p. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Sí, será cuestión de bifurcarnos lo más posible. Sin atajos. Aunque mucho me temo que a veces el camino más corto les resulta más cómodo.

9:10 a. m.  
Blogger David Vegue ha dicho...

Bueno, Álex, yo te he visto en Munich comiendo en un Burger King (sé que ahora estás sonriendo). Claro que era yo el que me empeñé. Es que, carajo, tú lo sabes, ¡qué hambre estábamos pasando! Si no fuera por esos desayunos insultantes a la sombra de una cinta rayada de Duke Ellington... Y, efectivamente, me queda un recuerdo imborrable, de 0 a 100, 101 (sonríes nuevamente, lo sé). Un hombre humilde que trabaja la tierra tiene un burro. Un día se le escapa. "¡Qué mala suerte! le consuelan los vecinos. "Bueno, quién dice que es malo", contesta él. Al cabo de un par de días, el burro reaparece junto a otros dos burros más que le han seguido. Ya tiene tres. "¡Qué buena suerte!" le dicen los vecinos. "Quién dice que es para bien", contesta él. Un día, domando a uno de los burros, su hijo recibe una coz y queda con una pierna rota. "Qué mala suerte". Al día siguiente llaman a filas por guerra inminente a todos los varones de ese pueblo, menos a él, porque tiene una pierna rota. Y así sucesivamente. ¿Qué es para bien?, ¿Qué es para mal? A nosotros comer en un burguer nos dio para reirnos durante ocho años ya. En un burguer o en la pinacoteca de Munich, siempre hubo algo imborrable. Por eso es imborrable también cada abrazo nuestro.

2:06 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sí, hay de todo.Los profesores tenemos que quedarnos con lo que hay,que es minoritario. Luego está ese ideal del que hablábais que es lo que te hizo elegir esta profesión.Este ideal que consiste en donde no hay intentar que haya y eso según está planteada la educación es una utopía y luego llegamos a la realidad y es que donde no hay no puede haber.

9:20 p. m.  
Blogger Lourdes Domenech ha dicho...

Me gusta el título que has elegido porque está escrito desde la perspectiva de lo positivo. El "no" es parentético, no lo olvidemos.

12:24 a. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Estoy de acuerdo, anónimo. Sin embargo, en la educación, como en la vida, siempre hay recodos, caminos secundarios, callejones solitarios y sin salida, muros con postales y páginas a medio escribir. La cuestión está en estar despierto e incorporarlo a nuestra vida como lo que es: una experiencia.

2:04 p. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Se nota, Lu, que la filología te juega buenas pasadas. Tienes toda la razón, aunque el título, así, no haya sido premeditado. Para que luego digan que la labor del crítico es secundaria.
Un fuerte abrazo.

2:06 p. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Y sí, David. Como dicen en la peli "Sexo, mentiras y cintas de video", todo el mundo tiene un pasado.
No hay mal que por bien no venga. Y viceversa. Y en esto consiste todo y tal.

2:07 p. m.  

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