Una historia verídica
Acontecida hace un par de jueves en la sala de profesores del instituto.
- Por fin tenemos los papeles –anunció una compañera.
- Parece que sí –respondí.
- Ya era hora –repuso.
- Después de tanto tiempo, vienen para quedarse –volví a responder.
Me miró de soslayo, algo sorprendida, mientras yo no quitaba ojo a la foto del archivo de Sant Cugat.
- Espero que repongan los folios de la impresora con más frecuencia, que ya va siendo hora, ¿no te parece? –concluyó.
- ¡Y tanto! –exclamé, y salí de allí disimulando mi estúpida equivocación.
- Por fin tenemos los papeles –anunció una compañera.
- Parece que sí –respondí.
- Ya era hora –repuso.
- Después de tanto tiempo, vienen para quedarse –volví a responder.
Me miró de soslayo, algo sorprendida, mientras yo no quitaba ojo a la foto del archivo de Sant Cugat.
- Espero que repongan los folios de la impresora con más frecuencia, que ya va siendo hora, ¿no te parece? –concluyó.
- ¡Y tanto! –exclamé, y salí de allí disimulando mi estúpida equivocación.
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