Las leyes de la frontera. Seis notas.
Javier Cercas es, antes que nada, un animal narrativo, si
por ello entendemos a un escritor que respira ficción por los cinco sentidos. Lo
demuestra nuevamente su última novela, Las leyes de la frontera. Sabe trazar
historias, sabe perfilar a sus personajes y sabe administrar los tiempos
narrativos. Fondo y forma.
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Si tuviera que elegir una de sus mejores cualidades, me
quedaría con su manera de entrelazar pasado y presente. El diálogo que
establece entre ambos períodos. En todas o casi todas sus novelas nos
encontramos con eso mismo (Soldados de Salamina y La velocidad de la luz a la
cabeza). Se trata de activar la memoria, de repasar (y averiguar) el pasado
para comprender el presente. O, a lo sumo, aproximarnos a él.
*
“¿Qué hubiera pasado si no…?”, esa es la tesitura que pone
en movimiento su narrativa. La novela no está para ofrecer respuestas, sino para
generar preguntas.
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Pocas veces ha sido Cercas tan pródigo en detalles urbanos. Ni
siquiera en El vientre de la ballena. Aquí, Girona es un personaje más. Sí,
puede que la historia pudiera funcionar en cualquier extrarradio de cualquier
ciudad. Pero esas leyes de la frontera tienen, aquí, un lugar concreto.
*
Pienso en el Bolaño de Los detectives salvajes. En cómo una
narración se construye a partir un diálogo continuo. En cómo una historia hace
rodar a la siguiente. Ese es el movimiento. Y una lección: si algo sucede, por
minúsculo que parezca, nos trasforma en seres distintos. Continuamente.
*
¿Justo Navarro?: «Hay coincidencias y casualidades con las
que te mueres de risa y hay coincidencias y casualidades con las que te mueres»
1 comentarios:
Cada vez que en Las leyes de la frontera me topo, reiteradamente, con la cadencia de Cercas de utilizar la alternativa con el nexo "o" para enlazar posibles descripciones que hacen los personajes, me agovia la copia del estilo de Bolaño, en sus Detectives...
Hasta hay un Requena con otro oficio!!
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