Más diarios
Llevar un diario requiere tanto trabajo como escribir cuentos o novelas -no necesita, es cierto, imaginación, ni tampoco estructura, pero sí relato, descripciones, reflexión, caracterización de personajes... y muchas horas ante el papel o la pantalla- y sin embargo no sirve, a primera vista, para nada. No se publica; no se paga; ni siquiera tiene el efecto colateral -ese que según García Márquez es el verdadero fin de quien escribe- de que nuestros amigos nos quieran más. De hecho, si lo leyeran y nos vieran como realmente somos, cabe sospechar, ay, que más bien nos querrían menos...
Laura Freixas, en el Babelia (4/10/08)
9 comentarios:
Discrepo profundamente con la Freixas. Y es que, el que escribe para sí, aspira secretamente a que otro lo lea. Cuántos diarios póstumos han aparecido "casualmente" al ser dejados a la vista por el escribiente sabiéndose a punto del traspaso.
Además, pienso que, quien se toma la molestia de autoescribirse la vida, alberga ínfulas de narrador frustrado. Por eso, acaba cayendo en formalismos pseudoliterarios que alejan esa pretendida espontaneidad a la que la ilustre Laura alude.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hay una enfermedad bien documentada, la hipergrafía, relacionada con la epilepsia, que provoca un deseo irrefrenable de escribir compulsivamente, cualquier cosa, durante páginas y páginas.
Quizas esto no explique nada, pero es que el deseo de escribir, incluso para uno mismo, a veces no hay quien lo entienda.
Estoy de acuerdo contigo, Mina, pero sólo en parte. Voy a decir algo obvio: sólo conocemos los que nos han llegado. Sin embargo, estoy seguro que ya han desaparecido "otros" que se ajustan más a las palabras de L.F. Con todo, he de decir, que me parece normal que el escritor, escriba lo que escriba, albergue siempre un lector, aunque sea una proyección de sí mismo. Creo que es una consecuencia natural, algo casi intrínseco al proceso de creación literaria.
Gracias por tu comentario.
Sí, Axolotl, lo peor es que muchas de esas cosas acaben llegando a nosotros, si bien es cierto que somos los lectores quienes tenemos la opción de continuar o no con su lectura.
Añado una impresión que tengo desde hace mucho tiempo: hay escritores que siguen publicando pero que ya han dejado de escribir.
Un abrazo.
Es cierto, Álex, tienes razón en tus palabras. Y, especialmente, me gusta el segundo párrafo de tu segundo comentario.
Por cierto, soy la gata de Jesús, el amigo de Juan que te interpeló en la presentación de Badalona. También le doy al teclado (puedes comprobarlo en el link de mi nombre).
Como mi naturaleza es algo frívola e impetuosa, si crees que, por tono o esencia, no encajo en el formato que buscas para tu espacio, sólo tienes que decírmelo.
No era mi intención criticar a los "malos" escritores. Creo que todo el mundo tiene derecho a escribir y a querer que le lean. Luego uno ya decide lo que le interesa leer. Mi comentario iba más por la cuestión de las intenciones. Evidentemente cuando pensamos en literatura, la gente escribe para que le lean. Pero a veces los motivos tampoco están tan claros, y escribir puede ser simplemente una necesidad, independientemente de que a uno le lean o no.
PD: Lo de hipergrafía no es una metáfora. Es real:
http://diariocultura.blogspot.com/2007/12/la-hipergrafa.html
Un abrazo
Mina, tu participación no ha sido ofensiva. Al contrario. Además, tienes que hacer honor a tu especie.
Un abrazo.
Amigo ajolote, lo dicho dicho está. Y sí, todo el mundo tiene derecho a escribir. En eso estoy de acuerdo. Ahora bien, es que nos llega cada cosa...
Visito la página ahora mismo.
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