5.9.08

Sujetos al mástil del barco

En una entrevista con Omar Prego, Cortázar habló de que su preferencia por la escritura de relatos respondía a una falta de tiempo. Su profesión no le permitía, eso nos dice, mantener el tiempo necesario para la escritura de una novela. Es decir, no tenemos más novelas de Cortázar porque el trabajo le impedía escribirlas. ¿Qué hubiera pasado si se hubiera dedicado enteramente a la literatura? Es más: ¿cómo se concilia una profesión con la creatividad literaria? Hay dos respuestas: 1) que el trabajo es secundario y que la creación artística debe dirigir nuestros quehaceres; 2) que el trabajo nos pone los pies en la tierra (porque no sólo de literatura vive el hombre) y nos enseña que para escribir es necesario vivir. Y una tercera: que las auténticas vacaciones deberían librarse cada día, de tal manera que esas dos actividades (la realidad y el deseo) lleguen a confundirse. Para que al fin podamos decir: gracias a su profesión, Cortázar nos dejó un buen puñado de cuentos.

2 comentarios:

Blogger J. Manuel Chico ha dicho...

Si el tiempo de literatura se adapta al tiempo de trabajo, es verdad que no se puede trabajar sin escribir,pero escribir sin trabajar tiene el riesgo de no poder escribir.

11:58 a. m.  
Blogger Álex Chico ha dicho...

Respuesta sensata, amigo. A este paso, nos jubilas, ya verás.

12:50 p. m.  

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