Nos queda la palabra
Gran día el de ayer. Por tres motivos: el primero, poder celebrar en mi ciudad una tradición que no he dejado de practicar nunca, aunque fuera con un tulipán de madera, como me ocurrió el año pasado, que me pilló celebrando el Sant Jordi en Amsterdam; la segunda, la concesión del Cervantes a un poeta imprescindible, el mejor poeta en lengua castellana de la actualidad, Antonio Gamoneda; la última, ver en el Liceu a Paco Ibáñez, algo que me trajo de vuelta aquel vinilo de mis padres y las canciones que han ido acompañándome siempre, como un pequeño ejercicio de resistencia. Tot plegat, las Ramblas, Gamoneda, Paco Ibáñez, me llegan hoy, un día más tarde, y no se separan, porque me explican mejor que nadie por qué estoy aquí, escribiendo, por qué soy lo que soy.
1 comentarios:
La primera vez que vi a Paco Ibáñez en concierto fue un día de San jordi. Creo que no se puede acabar mejor un día como ese. Si a eso le sumas vivirlo en una ciudad como Barcelona pasamos a hablar de magia y hechizo.Sigo tu blog y te felicito. Gracias por dejar que nos quede tu palabra.
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