Ya, pero Federico cambió la extrema izquierda por la extrema derecha. Mi camino es diferente. Es dejar ese centrismo rancio y situarme, de verdad, en la izquierda. Es decir: en una izquierda crítica y sin concesiones.
Pues que Dios o todo aquello en lo que crees te ayude, porque la izquierda está tan llena de gilipollas de un nivel medio bajo que a mí me están dando ganas de quitarme, fíjate. Me dirás que la derecha también, pero es que eso me duele mucho menos. Me pone menos triste y me ayuda a situarme, mientras que la mala baba, el buenismo cursi, la miopía y la mediocridad en la izquierda me descorazonan de verdad. Me hacen polvo. Yo también quisiera encontrar mi sitio, pero lo veo cada vez más difícil. En fin. Suerte.
Olga, lo que comentas es virtud de los auténticamente izquierdosos: la autocrítica respecto al pensamiento, propio y de los próximos.
Probablemente, los que más decepcionados estamos con la que se dice hoy izquierda somos los que nos consideramos como tales en lo más íntimo.
Eso sí: jamás caer en el error de, en vista de esa mediocridad que comentas, irnos a la acera de enfrente. Muchos lo hicieron hace años y así ha salido el experimento, tanto para ellos como para nosotros.
¡Cómo os entiendo!Me creí la "oración"... fue tal la decepción que salí corriendo y me perdí, aún me estoy buscando. P.D.: Olga, ¡cúanta, cuánta razón!pero "en el otro lado...haberlos haílos tambem"
Lo cierto es que reina en nosotros un clima un tanto depresivo, ¿no? Un descreímiento. No obstante, conste que mi idea no es esa. Probablemente creo más en la izquierda ahora que antes. No es una reprimenda. Es tan sólo haberme dado cuenta de que detrás de las ideas tiene que haber algo. No sólo eslóganes vacíos. Por eso digo que no debe reinar en nosotros un clima de derrota o frustración, sino la culminación de unas ideas que están por encima de quien intenta apropiárselas. Salud.
9 comentarios:
Ay, Chico, que así empezó Federico...y valga el ripio :P
Ya, pero Federico cambió la extrema izquierda por la extrema derecha. Mi camino es diferente. Es dejar ese centrismo rancio y situarme, de verdad, en la izquierda. Es decir: en una izquierda crítica y sin concesiones.
Ahí me has conquistado. Ole tú.
Pues que Dios o todo aquello en lo que crees te ayude, porque la izquierda está tan llena de gilipollas de un nivel medio bajo que a mí me están dando ganas de quitarme, fíjate. Me dirás que la derecha también, pero es que eso me duele mucho menos. Me pone menos triste y me ayuda a situarme, mientras que la mala baba, el buenismo cursi, la miopía y la mediocridad en la izquierda me descorazonan de verdad. Me hacen polvo. Yo también quisiera encontrar mi sitio, pero lo veo cada vez más difícil.
En fin. Suerte.
Olga, lo que comentas es virtud de los auténticamente izquierdosos: la autocrítica respecto al pensamiento, propio y de los próximos.
Probablemente, los que más decepcionados estamos con la que se dice hoy izquierda somos los que nos consideramos como tales en lo más íntimo.
Eso sí: jamás caer en el error de, en vista de esa mediocridad que comentas, irnos a la acera de enfrente. Muchos lo hicieron hace años y así ha salido el experimento, tanto para ellos como para nosotros.
Saludos.
¡Cómo os entiendo!Me creí la "oración"... fue tal la decepción que salí corriendo y me perdí, aún me estoy buscando.
P.D.: Olga, ¡cúanta, cuánta razón!pero "en el otro lado...haberlos haílos tambem"
El problema es que es imposible sentar a cinco individuos de izquierda en una mesa y que a los cinco minutos estén de acuerdo en algo.
La derecha, que es muy sabia, hace décadas que comprendió que, unida, ganaba.
Y en ésas sigue, al menos cara a la galería.
Puede ser.
La verdad es que ya me pone hasta triste hablar de política. Yo estoy desencantadísima.
Saludos.
Lo cierto es que reina en nosotros un clima un tanto depresivo, ¿no? Un descreímiento. No obstante, conste que mi idea no es esa. Probablemente creo más en la izquierda ahora que antes. No es una reprimenda. Es tan sólo haberme dado cuenta de que detrás de las ideas tiene que haber algo. No sólo eslóganes vacíos. Por eso digo que no debe reinar en nosotros un clima de derrota o frustración, sino la culminación de unas ideas que están por encima de quien intenta apropiárselas.
Salud.
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