Marsé/Sciascia
"No me fío de los nacionalismos ni de sus banderas, no me fío de los himnos, ni de la historia oficial, ni de sus monumentos, ni de su mística patriotera; me parecen formas larvadas de racismo, petulancia y desdicha. En su nombre se dicen sandeces, cuando no se cometen atrocidades."
Juan Marsé
"[El fascismo] Estaba en contra de todo regionalismo, pero, para que ciertas regiones no se sintieran -como de hecho lo estaban - olvidadas, de pronto exaltaba a quienes habían nacido en ellas y que quizá, pese haber nacido allí, ya fueran ilustres o no, les había importado un rábano el terruño o incluso habían contribuido a su ruina."
Leonardo Sciascia
60 comentarios:
Empezando por el nacionalismo español, que es el que tiene a un ejército detrás y lo usa como amenaza para frenar los derechos universales de autodeterminación que deberían tener todos los pueblos del mundo.
El pueblo español no existe, tampoco el vasco, ni el catalán. Resulta paradójico, por tanto, que cateusk hable de los derechos de un pueblo que no existe. Es la perversión en la que incurren todos los nacionalistas (españoles, vascos, catalenes, etc): siempre hablan en nombre de un pueblo y acaban echando a los que no son de ese supuesto pueblo. La historia tiene demasiados ejemplos
Para mí, cualquier nacionalismo es una invención. Se trata de uniformizar a un grupo de gente muy diferente entre sí en aras de unos rasgos comunes que muchas veces no pasan del folklore. De todos modos, si ya es difícil pregonar una Catalunya unitaria, imagínese una España del mismo tono.
En consecuencia, los nacionalismos, cuanto más extensos en kilómetros cuadrados, más virtuales.
Por último, está clarísimo: el nacionalismo se cura viajando. Hagan la prueba.
Totalmente de acuerdo con Jesús. Aparte de una invención, los nacionalismos son extremadamente peligrosos, lo vemos todos los días y lo hemos visto en el pasado. Antes, era la derecha la que abrazaba el nacionalismo. Desde hace unos años, también una parte importante de la izquierda se ha sumado al carro de la sangre y la patria. Dejemos la boina en casa y viajemos
March, te recomiendo una entrevista que aparece hoy en El Periódico de Catalunya, a Jorge Edwards. Habla de una Barcelona nacionalista que ya no le acoge de la misma manera que sí lo hizo hace unos años. Esto, para una persona que valora la ciudad como forma de vida, es una mala noticia. Y no puedo dejar de sentir pena por habitar una ciudad excluyente. Aunque los dos sepamos que Barcelona, por mucho malintencionado que va por ahí, no lo es. Es y será una ciudad incluyente, pero no hay que bajar la guardia.
Anónimo. Te agradecería, en primer lugar, que facilitaras un nombre. No lo digo por tus palabras ni tu forma de expresarte, que me parece del todo correctas, sino para evitar equívocos.
Respecto a tus palabras, estoy de acuerdo y no lo estoy al mismo tiempo. No dudo de la existencia de un pueblo, como tampoco dudo de una cultura o de una forma de vida. No creo que sean virtuales ni que sus reivindicaciones sean meros hologramas. El problema es que esos supuestos derechos acaben exterminando nuestros derechos individuales. Al fin y al cabo, es el individuo quien sale perjudicado.
Y sí, Jesús, el nacionalismo es una invención, aunque sea en parte. Pero más allá de todo eso lo que muchos nacionalistas no aceptan es que su discurso también es excluyente. Todos los nacionalismos son excluyentes, desde el más fuerte hasta el más débil. Todos se basan en la negación del otro. Su álgebra se limita a restar, no a sumar. Y encima, como dice el anónimo, la Historia nos ha legado ejemplos dramáticos al respecto.
Con todo, sigo suscribiendo aquella frase de Valente: "Lo universal es lo particular sin fronteras".
Muchas gracias por este animado debate, y por el tono adoptado. Es fácil encontrar proclamas incendiarias al respecto, así que se agradece la moderación.
Salud.
Antes de nada, aclarar que no era mi intención la de provocar ninguna discusión (el hecho de dar un comentario sin dar el nombre lo dice todo e implica su propio desprecio ante lo que dice).
En segundo lugar, no estoy de acuerdo en que un nacionalismo excluya al otro (la diferencia es que entre un conquistador y un conquistado el que tiene siempre la razón es el conquistador, por la fuerza, claro).
En cuanto a viajar creo que lo he hecho todo lo que he podido y cuando he podido, incluso he vivido un año fuera de este gran país "incluyente" que es España (de ahí a que todo lo que huela a catalán y a vasco no debe tomarse en consideración y es malo por principio).
Y concluyendo, yo nunca me he postulado como un nacionalista, y ahí os equivocáis sobremanera. Yo soy Independentista y punto (y al que no le guste que se aguante). Yo sí respeto las decisiones de los demás...
Tú lo has dicho, Álex, lo que importa es el individuo. ¿Qué es el pueblo, en el sentido nacionalista? ¿Cómo se articula, en torno a una lengua? ¿Qué pasa en lugares, como España, o la propia Cataluña, donde se hablan varios idiomas? ¿Tendremos que recurrir a los genes, como Hitler, al rh? El término, tal y como lo conocemos hoy, surge en la Revolución Francesa, como aglutinante frente a la aristocracia. El nacionalismo, moderado o no, es un totalitarismo. Y para responder a cateusk, en España, quien realmente se juega el pellejo y vive bajo un Estado totalitario son los vascos que no comulgan con los nacionalistas y que ni siquiera pueden expresar sus ideas. ¿De qué estamos hablando?
Constato con agrado, Álex, que se aprecia una evolución desde tus primeras notas en este blog. Por cierto, mi nombre es Arnau.
Gracias Arnau por darnos tu nombre.
En cuanto a tu última aclaración: ¿te has molestado en preguntar a los vascos qué piensan sobre todo esto? ¿O tan sólo eres capaz de repetir lo que dice la prensa española? Te puedo asegurar que al pueblo vasco lo conozco mucho mejor de lo que te piensas y para nada creen lo que tú dices.
Por cierto Álex, un par de consideraciones: en cuanto al artículo del Periódico estoy de acuerdo en cierta medida, ahora bien, ten en cuenta que "El Periódico" es un medio de prensa con una clara tendencia socialista española y la segunda, ¿no será que Jorge Edwards ya no se siente tan integrado porque la esencia de esa Barcelona ya hace tiempo que no existe? Y así nos va... ¿Realmente crees que hoy en día la gente es más nacionalista que hace 20 años? Si fuese así no mandaría en la Generalitat una persona nacida en un pueblo de Córdoba que habla muy mal en catalán, ¿no crees?
El gran problema que tiene Barcelona, como las principales ciudades europeas, es la excesiva inmigración en poco tiempo y una mala gestión, cosa que no ha dejado una buena absorción de culturas. Cada vez se ven más claras las diferencias sociales entre la gente y tened en cuenta esta afirmación para un futuro no muy lejano (si siguen subiendo los precios como lo están haciendo):
Catalunya sólo pedirá la independencia cuando pase hambre (como siempre así ha sido...) La cantidad de deseo de libertad de un pueblo es directamente proporcional a las penurias cotidianas que sufren por parte de otro pueblo.
Tiempo al tiempo...
Gracias, Arnau, por dar tu nombre. Sea cierto o no. Constatas y constatas bien. No soy el que era. No cambias, evolucionas, o eso espero. Últimamente, me resulta más incomprensible y dañino practicar el seguidismo. Desconfío radicalmente de las soluciones absolutas. Puede que el hecho de vivir en barcelona me haya calmado en ciertas cosas.
March, vuelvo a estar de acuerdo en parte. La Barcelona será la que ella misma quiera ser, a pesar de esas manos seudoamigas. No veo en esta ciudad sólo una representación de una pequeña nación o de un país o de un continente. Veo, o quiero ver, una ciudad habitable, despierta, rítmica, cosmopolita, reivindicativa, sugerente, cuya seña de identidad sea una identidad múltiple que no ha podido abandonar sus orígenes. Y esto, me temo, no lo entiende mucho nacionalista de uno y otro bando.
Con todo, estoy de acuerdo en que lo que les huele a vasco o catalán les provoca alergia. ¿No se supone que la propia etimilogía de Hispania es plural? No, no me parece este un país habitable o integrador. Más bien lo contrario. Pero te digo una cosa: apellidarse Pujol, Casademunt o Tarradellas y defender Catalunya desde dentro de ella no tiene ningún mérito. El mérito es apellidarte Sánchez o Chico, por ejemplo, y contrarrestrar las proclamas incendiarias de ciertos antinacionalistas españoles más nacionalistas que algunos catalanes que conozco.
Absolutamente de acuerdo con lo de los apellidos. Y a colación de esta afirmación (y rompo un tópico):
"no es catalán el que vive y trabaja en Barcelona, sino el que se siente catalán" (dile a ciertos ecuatorianos, marroquíes o argentinos, por poner algunos países, que son catalanes y no son ecuatorianos, marraquíes o argentinos). Y eso que algunos llevan ya 20 años viviendo en Barcelona y no se han molestado ni en aprender cuatro palabras de catalán.
Recomiendo para aclarar algunas ideas el libro "Next" de Alessandro Baricco o últimamente el de "Los bárbaros", que basándose en la globalización en el primero, y en la nueva sociedad el segundo, nos explica en cierta manera las consecuencias de este mundo nuevo que se está creando.
Y repito, que no se engañe nadie, el día que falte el pan en la mesa en Cataluña, tenga o no culpa el estado español, hacia él irán dirigidas las miradas y pedirán la independencia hasta los ecuatorianos, marraquíes y argentinos a los que me refería anteriormente.
Yo, por supuesto, no niego la existencia de los pueblos, pero elevar de ella el axioma hasta el nacionalismo me parece ya un paso excesivo.
El problema es que aquí siempre se critica el nacionalismo en contra del otro: los centralistas, a los periféricos, y viceversa, cuando, para mí, todos sin igualmente nocivos.
Valga decir, sin embargo, que aunque yo no comulgo demasiado con estas ideas -tengo claro que soy español como podría ser perfectamente chino o costarricense-, defender a la nación española o a la catalana no tiene forzosamente que comportar ser nacionalista. Es cuestión de intenciones.
Y si no, mirad el uso acomodaticio que, por ejemplo, se hace de la Constitución. Yo, como licenciado en Derecho que soy, me llevo las manos a la cabeza a diario. Parece mentira que un texto escrito pueda ser tan dúctil en manos de unos cuantos.
El tocar ciertos temas como el nacionalismo es siempre muy polémico y da lugar a que haya siempre diferentes puntos de vista. Está bien que cada uno exprese lo que piense y haya un respeto, sin sobresaltos, sobre las opiniones del otro, como creo que ocurre en este diálogo.
Cateusk, con todos mis respetos, pienso que vas un poco de víctima (amenaza, ejército detrás,conquistador...) ese mismo sentimiento lo he observado con el nacionalista español. Sinceramente, estos nacionalismos recalcitrantes son tan casposos y pasados de moda que aburren.
Hace tiempo leí unas declaraciones de un nacionalista de Quebec que tras haber visto lo sucedido en Ruanda ha dejado de serlo. Opina que lo que impide que la humanidad avance es la soberanía y el nacionalismo. El nacionalismo es bueno para dar ánimos a los ciudadanos, para enaltecer, pero cuando se utiliza como arma política se identifican las diferencias que aseguran que la gente es diferente y que deben defender esa diferencia.
Los nacionalistas deberían tener miras más extensas y estoy de acuerdo con el remedio que da Jesús y es que se viaje más.
Ah! Aunque publique el comentario como anónimo me llamo Roser
Totalmente de acuerdo Roser :)
Por cierto -y que con esto no se me tache de antivasco, no seamos primarios-, recuerdo hace años unas declaraciones de Arzalluz en que se exclamaba de que "la raza vasca existe", en base a no sé qué ADN.
No soy científico, pero que los vascos -algunos- tengan algún rasgo genético diferente no me parece ni tan raro ni tan espectacular. Mi familia es de Almería, por lo que seguro que tengo genes árabes, combinados con visigodos -hay mucho ojo azul y pelo rubio en mi clan-, etc, etc.
Que alguien quiera, en los tiempos que vivimos, basar la diferenciación de un grupo en la raza, en plena Europa, me daría ganas de reír si no me las diera de llorar.
Yo entraba por aquí a saludar. De soflamas nacionalistas e independentistas varias, paso. Que me sale un sarpullido.
No sé si viajando se cura. Creo que no. Ni leyendo tampoco, que cada cual lee como quiere y hay quien llama nazi a Arendt. Se curaría naciendo cada tres años diez kilómetros para allá. O para acá.
Una sonrisa condescendiente o el despiporre más profundo, según los días.
Yo es que soy muy mayor para estas cosas...
Bezo, guapo. Hasta en castúo, mira tú.
Respondo por partes. En primer lugar, March, la cuestión que subyace, al final, es económica. Porque más allá la gente no mira. Y sí, estoy de acuerdo en una cosa: en la firme convicción de que ciertas declaraciones de presidentes regionales nos hacen un flaco favor a los que vivimos aquí. Las cuestiones administrativas las paga todo el mundo, incluidos ecuatorianos, extremeños, peruanos o murcianos. Por eso, ese tópico estúpido de ciertos políticos incendiarios del "todo para Catalunya" es mísero, cuando no rastrero.
Otra cosa es lo de sentirse de un lugar u otro. Tú y yo estuvimos unos años en Salamanca y no por ello nos sentimos salmantinos, más bien lo contrario. De hecho, no tengo la sensación de deberle nada a esa ciudad, más que fueron años maravillosos y que aprovecho para ir cuando puedo y de recomendarla para estudiar, como hago ahora con mi hermano. Pero poco más. Por eso, entendería estúpido que alguien me obligara a rendirle devoción, como hacen muchos con Catalunya o España.
Jesús, estoy de acuerdo contigo. Tu respuesta me ha parecido clara. Yo, en ese sentido, he de añadir que no me siento de ningún sitio ni soy de lugar alguno. Sólo me debo a aquellos territorios mucho más concretos donde me he sentido como en mi hogar. Lugares más pequeños que una nación y sin embargo mucho más amplios que cualquier otro país. Por eso, lo de ser español es algo que nunca ha ido conmigo, ni el ser catalán ni europeo, si me apuras. Lo que fastidia de verdad es lo que comentas, con conocimiento de causa, de las apropiaciones indebidas. Los que votaron en contra de la Constitución ahora son devotos y los que pensamos que las cosas han de evolucionar resulta que somos unos peligrosos desestabilizadores. Lamentable.
Perfecto, Roser. Te agradezco, en primer lugar, que juzgues esto como lo que debe ser: una charla sobre un tema. Nada más.
Y sí. El ejemplo de aquel de Quebec viene al caso. Me ocurre lo mismo cuando pienso en Cuba. Hay una parte de la izquierda que coquetea con el comunismo castrista, pero desde su tumbona europea. Hace poco nos explicaba un amigo cubano que su hijo tiene que interrunpir sus estudios para ir a servir a la causa patriótica. A mí me da igual de qué ejército se trate: si el rojo o el azul o el amarillo o el rosa. Es lo que tiene ser daltónico en estos temas.
Gracias, sinceramente, por tu aportación.
Antes de responder a Los viajes que no hice. Jesús, lo que comentas de Arzalluz es perverso. Yo a este hombre no le haría ni puñetero caso.
Jeje, Viajes... Me ha encantado tu aportación. Ojalá pudiéramos nacer en lugares diferentes, aunque creo que esto lo haces cuando viajas. Tienes una mentalidad esquizofrénica que te lleva a pensar cómo sería tu vida si vivieras en el lugar que visitas.
Un besu, en castellano coloquial, porque lo del castúo nos llevaría cien entradas más (o menos).
Yo no creo que viajando se cure nada. Primero, porque a las ciudades se las lleva dentro, pero eso daría para otra entrada. Segundo, porque depende de la forma en que se viaje. Tercero, porque solemos ser etnocéntricos a más no poder (y lo de "solemos" es porque siempre hay excepciones que confirman la regla). Cuarto, porque se viaja, pero no se vive (no da para apresar un país una estancia de quince o veinte días: ni siquiera una ciudad. Algunas, no las captas en un año) y, como no se vive, no se sufre: no se sufre el mercado laboral, ni la falta de derechos en según qué lugares, por mucho que los visitemos. Uno tiene siempre la sensación de que aprende mucho en los viajes, pero tampoco es tanto. Al final, como decía un amigo mío, ningún cambio es posible sin violencia... y las vacaciones en lugares exóticos suelen violentarnos más bien poco.
Pero yo es que leo el primero de los comentarios que aparecen en este mensaje y todavía estoy con la boca abierta. Qué batiburrillo de conceptos.
Lo cachondo es que hay quien se lo cree y todo. Recuerdo aún cuando comparaban el "proceso de paz" vasco con el irlandés. Cuando comienzan a asimilarse situaciones disímiles es cuando comprendes que hay quien arrima toda ascua a su sardina... y que siempre tendrán a un grupito haciéndoles el coro.
Y por cierto, ya me gustaría ver a mí en algún blog hablar de este país anteriormente llamado España, este coño de la Bernarda de las autonomías, y nombrar, por una vez siquiera, a cualquiera de las catorce comunidades restantes: no sólo de Cataluña (que pongo con "ñ" porque estoy hablando en español y no en catalán, lo mismo que no digo London cuando escribo en castellano), Madrid o el País Vasco vive el hombre.
Y la mujer menos.
Salud. Y gracias por el rato divertido.
¡Hey! ¡Y acabo de verme por ahí abajo! Qué lindo eres.
(Esto... Pero no era un programa de entrevistas: era un programa de cultura).
Me alegro de que te haya gustado. Sonrisón de oreja a oreja que tengo ahora mismo.
Gracias a ti, Viajes. He de admitirte que lo que comentas nos daría para charlar largo y tendido. Coincidimos y discrepamos al mismo tiempo. En esto, siempre me ha interesado la frase que Gonzalo Hidalgo Bayal empleó al hablar de Plasencia: "una ciudad se la conoce o en dos días o en veinte años". Todo lo que no esté comprendido en ese tiempo... Interesante, ¿no?
Abrazos.
Ah, no había visto tu segundo comentario. Sí, rectifico. Programa de cultura. Eso es lo que es. Lo que pasa es que me detenía más en las entrevistas. Me alegro de que te alegres. Te lo mereces.
Respecto a lo último de Viajes, lo de las comparaciones entre el proceso del Ulster y el del País Vasco darían para más comentarios de los que probablemente acepte este servidor. De todos modos, me extraña que tanto se insistiera en la diferencia entre ambas situaciones, cuando, en teoría, de lo que se buscaba es de buscar la paz. Pero ya digo, mejor no adentrarnos en esos jardines.
Y el país sigue llamándose España, hombre. Reino de España, concretamente. Duerme tranquilo :)
a. Perdone.
Tranquila.
Como un lirón voy a dormir, que me levanto a las seis de la mañana...
TranquilA, pues.
BuenAs noches :)
El problema subyacente de todos estos comentarios se nota en la cantidad de réplicas suscitadas desde mi primer, corto e "intencionado" comentario.
Una cosa que no existe o que no supone ningún problema no produce tantos sarpullidos, creo yo...
Con esto queda todo dicho y no añado más comentarios.
Sí, habría que analizar juntamente y por separado el caso de Irlanda y el de España. Siento ser un poco ambiguo. No´obstante, me guardo de ser categórico.
Me alegro, pues, que durmáis bien. Quiero decir: que no os quiten el sueño estas cosas.
Comenta cuanto quieras, ya lo sabes.
Además, el blog está para eso. Cito textos de otros autores porque me interesan o me llaman la atención, como éstos. Hago de portavoz y los lanzo en mitad de la plaza. Con todo, he de decir que si los he colgado es porque me gustan y, sobre todo, porque los suscribo de arriba abajo.
En todo este debate, sólo destaco una declaraciones de Cateusk que dejan entrever lo que hay detrás de los nacionalismos: "El gran problema que tiene Barcelona, como las principales ciudades europeas, es la excesiva inmigración en poco tiempo y una mala gestión, cosa que no ha dejado una buena absorción de culturas". Que cada uno saque las conclusiones que quiera. Y respecto a preguntarles a los vascos, no me parecería mal si no hubiera violencia. Podría hacerse en Cataluña. En este último caso, si los catalanes decimos que no a la independencia: ¿nos dejaríais tranquilos, empezaríamos a pensar en los problemas que tenemos encima: paro, educación, sanidad? ¿O los nacionalistas seguirías mirándoos el ombligo?
Esto de la inmigración, es decir, el debate que genera, me deja un poco perplejo. La idea de verlos como los causantes de algo... me rechina mucho. Más si uno procede, como yo, de una familia de emigrantes. Yo mismo lo soy, estrictamente hablando. Así que no me gusta este empleo gratuito. Además, creo que en su relación con la ciudad debería haber un agradecimiento mutuo, como ocurre en otros lugares (léase Nueva York, por ejemplo).
Recuerdo ahora los versos de Gil de Biedma hablando de los charnegos que vivían en Barcelona, en el Carmel, en la montaña, mientras miraban la ciudad, escribía: "ojalá la ciudad os pertenezca algún día".
Ahora resulta que los problemas que tenemos encima son culpa de los nacionalistas (¿será que están mandando en España y no me he enterado?). Nacionalistas sí, pero españoles... no catalanes.
En cuanto a "Y respecto a preguntarles a los vascos, no me parecería mal si no hubiera violencia", también se intuye de donde sacas la información que usas aquí. Recuerda que la violencia la crea una pequeña minoría en el País Vasco y que la mayoría de los vascos están en contra (aunque no en contra de la autodeterminación, no confundáis las cosas...)
Y finalmente, respondiendo a "si los catalanes decimos que no a la independencia: ¿nos dejaríais tranquilos, empezaríamos a pensar en los problemas que tenemos encima: paro, educación, sanidad? ¿O los nacionalistas seguirías mirándoos el ombligo?"...
¿Dónde tengo que firmar? ¿Si tan seguros estáis por qué no nos dejáis opinar? Será que tenéis un poquitín de miedo...
Esta es una cosa que no entiendo del discurso nacionalista español: si estamos en todo de acuerdo, ¿por qué no lo ponemos en práctica?
A mi sólo se me ocurre una posible explicación: que sólo nos queréis por el dinero, para nada más.
Con lo bonito que sería que pudiésemos decidir entre todos, que se impulsase la cultura de todos los pueblos de españa (cine, música, literatura, arte...), pero claro... si no está en castellano ya no es español.
Así, ¿cómo narices quieren que nos sintamos españoles?
Bueno, con cateusk me pasa como con los nacionalistas españoles y la Conferencia Episcopal, debemos vivir en mundos distintos y, por supuesto, tenemos valores distintos. Yo soy catalán y, si por mí fuera, tendría no un estado catalán sino uno que verdaderamente fuera europeo, aunque entiendo a los de la boina, que no les deja ver más allá. No pierdo más el tiempo. Agur
Una de las cosas que más me llamaron la atención de los estadounidenses en mis temporadas en ese país es la superación que han hecho de los rencores del pasado. Viviendo en el sur, que hace ciento y pico años vivió una cruentísima guerra de secesión contra el norte unionista, todo el mundo tiene la bandera de las barras y estrellas en su casa, y se consideran del mismo país que los norteños.
Aquí, sin embargo, muchos, de uno y otro lado, siguen anclados en 1936, cuando no en el siglo XVIII. Meditable.
Es para reflexionar por qué la bandera norteamericana es sentida por todos los estadounidenses como algo que les representa, y la rojigualda no puede decir lo mismo en nuestro caso. Y que conste que no me estoy yendo al otro lado. Simplemente constato.
Como siempre, una de las dos Españas acaba helándonos el corazón.
Un último apunte, para quitar un poco de seriedad al asunto del nacionalismo, si no hubiera muertes de por medio:
© Monzó
EN UN TIEMPO LEJANO
«He aquí que una madrugada azul, de nieves blancas y arenas infinitas y glaciares como lenguas llorosas, el homínido se alzó sobre las dos patas de atrás y bajó los ojos hacia una tierra que ahora, de golpe, le quedaba lejos y movediza, y dilató las narices y olfateó la humedad del río y se dio cuenta de que olfateaba la humedad del río, y gruñó de contento, y volvió los ojos hacia el sol rojo que nacía más allá de prados y montañas y extensiones de tierra negra y horizontes de hierba y cabalgatas de animales eternos como el tiempo, y bajó la mirada y miró con fijeza la encina y levantó el puño y alargó el dedo índice, señalando la masa vegetal que susurraba ante él, y sintió cascadas de agua en la boca, pequeños gritos inconcretos, chillidos toscos: Agr gr gr ga arg; hasta que el gruñido se convirtió en palabra y vocalizó: Ar a arb abr arb arbo l, y repitió: Árrbol, y el índice todavía señalaba la encina, hasta que lo dirigió a la inmensidad azul que se extendía de un lado al otro del día que nacía sobre su cabeza como un dios de dos dimensiones infinitas, y dijo: Ci c ce cie cielo, y lo repitió, abrió unos ojos como naranjas, todavía inseguro, y señaló el río y vocalizó: A a ag agu gb a agu ua, y sonrió satisfecho, con los ojos llenos de una alegría reluciente, y pisó el suelo con fuerza, toc-toc, y la señaló con el índice y vocalizó dificultosamente: Pa pso pacost païco pasio ta, y ya con más calma: Paaï sos ca atlanns, sonriente y jovial, sin saber la que acababa de armar» (Quim Monzó, «Ochenta y seis cuentos», Anagrama, Barcelona, 1999, p. 16).
Es curioso, Jesús, porque yo mismo tengo una teoría muy parecida pero en un espacio mucho más pequeño: la periferia barcelonesa y la madrileña. Y te la explicaré. Por otra parte, he de decir que no soy una persona especialmente crítica con los EEUU. De hecho, esta ha sido su etapa más oscura democráticamente, con Bush ganado ilegalmente unas elecciones. Pero no ha sido siempre así.
De todas maneras, sea una bandera u otra, admito que me produce repelús posicionarme detrás de cualquier insignia.
Buenísimo, Arnau. Sí,lo que arma el lenguaje, jeje.
Mira Arnau, ja me estoy cansando de leerte porque no me comparto lo más mínimo lo que dices...
En tu descripción de los "de la boina" te podría presentar a unos cuantos miembros de mi familia, agricultores y ganaderos, que lo único que han hecho toda su vida ha sido trabajar desde las 6 de la mañana hasta que se ponía el sol e incluso más tarde (los 7 días de la semana...) para que tuvieses una pequeña conversación desde tu acomodada vida burguesa. Entonces les podrías explicar lo que significa lo de la "boina", ya que algunos de ellos la llevan puesta.
No caigas en el error intelectualista que los que más saben son los meta-listos que se creen tener mucho conocimiento por haber leído cuatro libros (y a menudo, equivocados). No menosprecies la sabiduría del campo porque de ella te va a ti el comer.
A diferencia de ti, yo sí que entiendo las posturas de la Conferencia Episcopal, del Mundo, del PSOE, del PP y demás monsergas. Sé perfectamente cuál es su objetivo. Lo que es especialmente grave es que tú (como catalán que dices ser..., un concepto muy extraño tienes de ese término...) no te des cuenta.
Por cierto, en 48 horas acaba el plazo para publicar las balanzas fiscales que nos prometió el Presidente del Gobierno Español hace 2 meses. ¿Quién se cree que lo van hacer? Una mentira más...
Agur eta arratsaldeon
¡Qué acertadas palabras las de Marsé y Sciascia!
Yo nunca he entendido los nacionalismos ni los independentismos, a pesar de que siempre me he interesado en escucharlos y en que me explicasen lo que ambos términos significaban.Por el contrario, ningún nacionalista ni independentista, viniera de donde viniera (español, catalán, vasco o gallego), se ha interesado por entender ni tan siquiera preguntar cómo piensa un no nacionalista y qué razones o motivos tiene para pensar así.
También me cuesta entender el por qué un nacionalista catalán, vasco o gallego no entiende al nacionalista español, y viceversa. Bueno, supongo que uno nunca se mira a sí mismo y pierde el tiempo pensando que tiene la razón y que siempre se equivoca el otro.
Respecto a la emigración creo que todos somos emigrantes de un lugar o de todos los lugares porque afortunadamente ninguno nos pertenece y, desgraciadamente, muchos no pueden elegir el lugar donde ser emigrantes toda su vida.
Me quedo con la frase de Álex: "la cuestión que subyace, al final, es económica. Porque más allá la gente no mira". Es verdad. Si miramos todos los ejemplos de la historia, todo se resume a cuestiones económicas, desde la religión hasta las guerras. Nadie lucha por el nacionalismo (catalán, español o vasco), ni por una bandera. Tan siquiera se va a votar por una cuestión nacionalista.
Respecto al comentario de cateusk: "Catalunya sólo pedirá la independencia cuando pase hambre (como siempre así ha sido...)". En una europa neoliberal como ahora, cuando falte el pan en Catalunya, también desparecerá en Madrid, en Bilbao o en Londres. Si cae uno, caen todos. Antes de que se desarrollara el capitalismo, el nacionalismo sí podía ser motivo de cambio, pero ahora mismo todas las luchas nacionalistas son estériles, no tienen ningún sentido, todos ellos llegan a un fin absurdo, ineficaz. Conseguir la independencia de Catalunya no cambiaría nada, sería otro país neoliberal con los mismos (o parecidos) defectos e intereses que España, porque hoy ,más que nunca, todo se resume (como dice Álex) a cuestiones económicas.
Por cierto, me llamo Xavier.
¡Qué razón tiene Sofía! comparto totalemte su reflexión.
Todos somos emigrantes de los lugares que habitamos.
Y afortudamente los que no entendemos de nacionalismos nos sentimos y nos integramos fácilmente en cualquier lugar, porque al fin y al cabo somos ciudadanos del mundo.
Roser
Mira qué gracioso: tienes a una amiga mía enlazada. Quién sabe cómo os encontraríais...
¿Quién?
(Esto de encontrarse por intenet se está convirtiendo en lo menos azaroso del mundo)
Abrazos.
Una precisión a Cateusk.
La boina es un concepto, no hablo en términos literales. Es cierto que mi origen es urbano y de clase media pero eso no quiere decir que no respete el mundo rural. Todo lo contrario, suscribo las palabras de Llamazares cuando asegura que el único riesgo de desvertebración de España es la que tiene que ver entre el campo y la ciudad. No importa que se haya viajado mucho para tener o no boina. La clave está en percibir al otro, cualidad que no parece habitar en las cabezas de los nacionalistas.
Y total pa qué.
Es uno de sus blogs.
Me ha hecho gracia verlo en los "recomendados".
Cuánto tiempo March, y qué poco has cambiado con respecto a estos temas.
Para mí cambiar significa evolucionar, abrir miras, intentar asimilar más puntos de vista y creo que los nacionalismos, procedan de donde procedan, son una involución. ¿Qué más da de dónde procedas? Como diría Álex lo que importa es el viaje y "el único viaje de nuestras vidas/es el que se emprende/hacia uno mismo." ¿no?
Estoy de acuerdo con “Los viajes que no hice” en que viajar, a veces, no cambia la visión de las personas, sobre todo de aquellas que se llevan en su mochila guardada bajo candado, no vaya a ser que la pierdan, su ideología. Ya pueden vivir en una ciudad castellana durante cuatro años o mil en el extranjero que regresarán a su “patria” con el mismo punto de vista con el que partieron si no más radicalizado y a partir de ahí, el resto de su vida les servirá para constatarse de que lo suyo es lo mejor porque creen que tienen con qué compararlo.
¿De verdad, encuentras mucha diferencia entre tomar un café con Álex en el Alcaraván que en cualquier café de Barcelona?
Yo la única diferencia que encuentro con una cafetería de mi ciudad es la compañía. Y lo que echo de menos de otras ciudades no es el espacio físico sino la gente con la que compartí parte de mi viaje. (Tú incluído)
Desde Burgos, un beso para March (Espero que pase tus fronteras)
Lidia
Yo también entendí así lo de la "boina", igual que lode la barretina o cualquier otra metonimia. Creo, por eso, que nadie cuestiona la vida rural. Todo lo contrario.
Hermosas palabras las tuyas, Lidia. Me encantó lo último que decías. Da igual el lugar: lo que importa es la compañía. Tenemos suficientes pruebas para formarnos una explicación al respecto.
Un abrazo trasfronterizo.
Lo supe, Viajes, justo después de escribirte. Ya ves lo fácil que resulta enlazarnos, a pesar de la distancia.
Gracias por tu comentario, Sofía. Has trascrito con sencillez lo que opino. Me gustó esa comparación del principio: qué fácil resulta pedirle al otro lo que tú no estás dispuesto a darle. Qué razón tienes.
Aquí tienes un lugar donde serás escuchada.
Mis fronteras están abiertas a todo el mundo, y la gente que me conoce lo sabe.
Y vuelvo a repetir que yo no soy nacionalista!!! No lo mezcléis todo, por favor...
Me alegro saber de ti, Lidia, y me alegro de que estés como siempre.
¿Tú crees que yo sería como soy y como me conociste yo si hubiese cambiado? Yo no intento cambiar a nadie, tan sólo pido que se respeten todas las ideas y todos los sentimientos (lo mismo que intento yo).
Y ya sabéis los que me conocéis que soy un provocador... si es que en el fondo me encanta liarla.
Paz y amor para todo el mundo, incluso para vosotros: Arnau, Xavier y Jesús.
Por cierto, ¿habéis visto las balanzas fiscales? Ja, ja, ja.
Eso es lo malo de los políticos. Donde dije digo...
Te devuelvo el abrazo sin problemas Cateusk. Cada cual es libre de opinar lo que quiera.
De todos modos, hace un tiempo, escuchaba a una persona de mi entorno -que dudo que haya pasado alguna vez de Barcelona- explicar a una conocida extranjera lo que significaba el nacionalismo catalán. Le decía: "¿Y cómo te sentirías si tu país viviese ocupado por los extranjeros?". Escuchándolo en boca de quien lo escuchaba, no pude por menos que ver mis vellos erizarse.
Ya te digo: creo que vivimos un poco perpetuando el pasado. Pero en fin, allá cada cual. Yo tengo total autoridad moral para meterme con los nacionalistas porque, como ves, lo hago con todos y cada uno de ellos, sean de donde sean.
Como decía Mitterrand, "le nationalisme c'est la guerre".
Como Federico Losantos, Pedro J. y Rouco Varela, ellos también lo hacen...
:-)
Un abrazo Jesús...
¿Ellos hacen...? No capto.
Usar su autoridad moral para meterse con los nacionalismos.
Y no uses a Mitterrant, no es un buen ejemplo. Escribo a continuación sólo un pequeño acto de lo pensaba y hacía este hombre:
"Veinte años después del trágico sabotaje por agentes secretos franceses del barco de Greenpeace Rainbow Warrior, que causó la muerte de un fotógrafo portugués, el diario Le Monde revela que fue el propio presidente de Francia, François Mitterrand, quien dio la orden de hundir el barco ecologista en el puerto neozelandés de Auckland para impedir que protestara por las pruebas nucleares francesas en Mururoa.
El vespertino francés, que en 1985 fue quien reveló el escándalo, publica en su última edición extractos de un informe de quien era jefe de los servicios secretos en la época, el almirante Pierre Lacoste, en el que afirma hacer recibido directamente la orden del presidente Mitterrand. La operación se convirtió luego en uno de los mayores escándalos político-diplomáticos de su mandato".
Como para fiarse de un político así... Además, era un gran patriota francés (es decir, muy nacionalista), lo cual le convierte en un gran hipócrita si pronunció la frase que mencionas.
Hombre, la verdad es que compararme a mí con Rouco y demás es, más o menos, como llamar franquista a Carrillo. Otra diferencia es que ellos se meten sólo con los nacionalistas periféricos, mientras que yo, si me lees, lo hago con todos, sean de donde sean.
Respecto a Mitterrand, que lo cite no significa que me case con toda su obra. Y, en todo caso, la situación francesa tiene como diferencia en que cuando pasa la bandera nacional el 14 de julio por los Campos Elíseos, prácticamente nadie se siente ofendido, pues no se usa como arma arrojadiza de medio país contra el otro, como ocurre en España.
Lo de Rouco era coña... ;-)
Yo cuando veo la bandera española salgo corriendo para que no se me pegue nada malo, jajaja.
Es que "Spain is different", y eso nos hace especiales, ¿no crees? Eso es lo bonito de la diversidad.
Saludos,
Estoy, con Jesús, en que se ha demostrado que aquí nadie es antinacionalista según le convenga. Hay, o así lo percibo, una fuerte convicción en contra de banderas, de patrias, de naciones, de himnos y demás subnormalidades.
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