En Santander
Estupenda velada en Santander, el sábado pasado. Presentaba el libro en la librería Gil, que está situada en uno de mis lugares favoritos de la ciudad, la plaza Pombo. La compañía, de lujo: Alberto Santamaría y Rafael Fombellida. Presumo de que siempre que he ido a Santander, Alberto me ha servido de guía. Hace un par de años fui a leer al paseo Pereda y hace tres acompañaba a David Vegue, que conoció a Alberto en ese extinguido encuentro de poesía rural que se hacía en Morille (Salamanca). De ese encuentro, al menos, nos quedan tres años donde se apostó por algo diferente.
La lectura en la librería Gil, librería, dicho sea de paso, que está en muy buenas manos, pude escuchar en primera línea las palabras de Santamaría, cuyo análisis de lo que le rodea le ha granjeado, por lo acertado de su intuición, un buen número de premios y le ha hecho ser una de las voces jóvenes más sugerentes del panorama literario actual. Lo presagió Álvaro Valverde hace cinco años, si no recuerdo mal. A él le siguió Fombellida, con un texto minucioso, exacto. Oyéndole podía leer también al poeta que es. Se lo dije a él: me cuesta creer que poetas a los que has disfrutado leyéndoles se sienten a tu lado hablando con conocimiento de causa, con una lectura pormenorizada, algo que tú mismo has escrito. Lo que me ocurrió con Basilio Sánchez, con Efi Cubero o con Juan Salido.
Un placer, en fin, la charla posterior con otro poeta cántabro, Vicente Gutiérrez, y la cena que siguió, a la que se sumó también Rafael Alcorta. Todos ellos, una muestra que constata la buena salud de la poesía cántabra.
La lectura en la librería Gil, librería, dicho sea de paso, que está en muy buenas manos, pude escuchar en primera línea las palabras de Santamaría, cuyo análisis de lo que le rodea le ha granjeado, por lo acertado de su intuición, un buen número de premios y le ha hecho ser una de las voces jóvenes más sugerentes del panorama literario actual. Lo presagió Álvaro Valverde hace cinco años, si no recuerdo mal. A él le siguió Fombellida, con un texto minucioso, exacto. Oyéndole podía leer también al poeta que es. Se lo dije a él: me cuesta creer que poetas a los que has disfrutado leyéndoles se sienten a tu lado hablando con conocimiento de causa, con una lectura pormenorizada, algo que tú mismo has escrito. Lo que me ocurrió con Basilio Sánchez, con Efi Cubero o con Juan Salido.
Un placer, en fin, la charla posterior con otro poeta cántabro, Vicente Gutiérrez, y la cena que siguió, a la que se sumó también Rafael Alcorta. Todos ellos, una muestra que constata la buena salud de la poesía cántabra.
De todo aquello me queda, cuando menos, esta entrada. Y algo más: lo extraño de esas ciudades que no te esperas y, sin embargo, sientes propias. Lugares, como Santander, que formaron parte de la lejanía y, de buenas a primeras, guardan buena parte de lo que has sido. De lo que serás.
8 comentarios:
Bonita velada, como tú dices. Siempre es un placer leerte y escucharte.
Gracias anónimas. Sí, fue una velada bonita, apacible. Y la compañía, en la mesa y las sillas, inmejorable. Abrazos.
Estuve, en la distancia. Como el eco.
Y repetiste, como esa voz que perdura en el valle.
¡Enhorabuena Álex! por tu presentación en Santander y por tu enorme talento
Sois guays.
Gracias a los dos. Ojalá volvamos pronto. Un abrazo.
Alex soy el primo de Sofía, tu libro me gusta mucho y te quiero decir de parte de toda mi familia que sigas escribiendo como hasta ahora e incluso mejor.
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