Tibidabo
Luego, querido Sancho, hay otras ciudades que no reciben el cobijo de su país, ni de su nación sin estado, ni tienen, al cabo, una bandera. Aunque todos intenten colocar la suya en medio de una plaza. Ciudades a las que el resto mira con recelo, y que, si pudieran, borrarían del mapa. Los unos y los otros. Y escriben sobre ella como si fuera un estercolero global donde van cayendo todos los despojos del mundo. Entre esos también nos encontramos nosotros. Porque hay personas a las que sólo les interesan los caminos trazados en línea recta. Hay periferia, callejones, sombras y aristas. Y no hay una sola lengua, querido amigo, con la que comunicarse. Que hablar de lenguas es como hablar de banderas.
Ahí, justo delante, tienes la ciudad. Ya sabes lo que voy a ofrecerte.
Ahí, justo delante, tienes la ciudad. Ya sabes lo que voy a ofrecerte.
6 comentarios:
Gran texto y grandes verdades.
Gracias, amigo. No sé si verdades, Sí, al menos, un pequeño homenaje.
Tibi dabo, aunque a saber en qué manos acaba.
Jejeje, pianista. A saber en qué manos ya están acabando, pero esa es otra historia. Un post trágico, ya sabes.
abrazos.
Oye, pues a ver cuándo la cuentas...
Pianista, haría falta otro blog, y ya con uno va que chuta.
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